MI RECOMPENSA
El primer cuatrimestre de la universidad se me había hecho muy cuesta arriba. La verdad es que había tenido muchos exámenes y tantos días estudiando pueden ser muy agobiantes. Por suerte, me habían salido bien y me pude conceder una recompensa, por otro lado muy merecida.
Mi recompensa es un apartamento que tienen mis padres al lado de la playa. En verano ellos viven allí, pero ahora, en Marzo, siempre estaba vacío.. Así que decidí pasar allí una o dos semanas sola, con mis libros para leer, con mi playa, mi televisión y sin nada que estudiar.
Los dos primeros días fueron tranquilos. En la playa no había casi nadie. Bueno, sí, había un chico muy mono. Tenía el pelo rubio y una carita de ángel, pero no me hacía mucho caso porque siempre estaba con sus apuntes. Parece que él no había tenido la suerte que yo y sí tenía que estudiar.
Al tercer día por fin salió un poquillo de sol. No es que calentase mucho, pero se estaba muy a gusto. A mí me encanta ponerme morenita. Así que me puse el bikini que me había traído. Pronto vi que sí me cogería el sol, así que cómo no me gusta que me quede marca, me quité la parte de arriba del bikini.
Parece que la visión de mis tetas le desconcentraba. Porque yo sentía que ya no estaba constantemente en sus apuntes. Estaba más activo de lo normal, meneaba la cabeza, movía las piernas sin parar,…estaba cómo nervioso. ¡Y eso a mi gustaba! Me excitaba sentirme observada. Y sabía que el estaba deseando comerme las tetas.
Cómo hacía buen tiempo decidí darme un baño. La verdad es que quería que me viera de cuerpo entero. Sabía que se iba a excitar muchísimo al verme salir del agua con mi bikini mojadito, marcando mi coñito y verme los pezones duros por el frío. Y eso hice.
Salí del agua al poco, yo sentía que me había estado siguiendo con la mirada todo mi baño, pero yo hacía cómo que no me daba cuenta. Al llegar a la toalla decidí que lo mejor era irme a casa y dar por finalizada la mañana de playa. Pero no quería despedirme sin darle alguna pista al chico. Así que cuando cogí mi toalla y mi mochila, le lancé una mirada de deseo que estoy seguro que le hizo dar un respingo en la polla.
Mi táctica no tardó en dar resultado pues por la tarde, cuando volví a bajar, allí estaba él, pero esta vez sin papeles. Parece que había decidido que ya estaba bien de estudiar. O quizás quería estudiar otra cosa. Yo estaba cachonda desde esta mañana. Ver cómo me deseaba con la mirada me había puesta cachonda y quería follármelo. Así que puse mi toalla cerca de él, para que se lanzara.
No tardó, no. Pronto estábamos hablando. Se llamaba Alex y tenía que estudiar porque un examen le había salido mal y tenía la recuperación en dos semanas. Charlamos toda la tarde, estaba muy a gusto con él así que le invité a cenar a mi apartamento.
Llegó antes que yo hubiera acabado de preparar la cena. Le abrí, le dije que me acompañara a la cocina para ayudarme y así lo hizo. La cocina no es muy grande, no caben dos personas juntas sin tocarse así que allí estábamos los dos pegaditos. Pero lo bueno vino cuando tuvo que pasar por detrás de mí para coger la sal. Sentí cómo su polla rozó mi culo. Yo le miré y el me devolvió una sonrisa traviesa. Allí empezó la verdadera noche.
A partir de ese momento parece que él siempre tenía que coger algo de mi lado y siempre me rozaba el culo con su polla. Ésta cada vez estaba más dura y eso me estaba poniendo malísima. Sentir ese paquete duro en mi culo era una delicia. En uno de esos viajes permaneció allí, con su polla en mi culo un rato, yo estaba muy caliente. Sentía que mi coño estaba chorreando, estaba deseando que me hiciera algo. Y eso hizo: empezó a hablarme al oído.
“Te gusta lo que sientes…te gustaría sentirle dentro de ti…”Y empezó a comerme el cuello y a mordérmelo. Y pronto sentí cómo su mano se deslizaba por debajo de mi falda y me acariciaba mi coño por encima de mi tanga. Me encantaba cómo me estaba tocando así que me abrí un poco más de piernas para dejar mi coñito bien accesible. Pero de pronto sentí algo muy gordo. Eso no era su dedo.
Sin darme yo cuenta se había bajado el pantalón y se había sacado la polla. Era eso lo que sentía jugando con mi coño. La sentía golpearlo, y eso hacía que mi vulva bombease de placer. Así que puse mi culo en pompa. Quería sentirla mejor. Él parece que tampoco podía más, porque me bajó el tanga y empezó a comerme el coño. Dios, que lengua tenía. Que bien me lo estaba haciendo. Yo estaba cachondísima y chorreaba mucho. El lo notó, porque pronto dejó de comérmelo y me metió la polla. Estaba tan cachonda que la polla entró muy fácilmente hasta el fondo. ¡¡Dios que grande era!! Sentía cómo me llenaba el coño entero. Cada embestida era más placentera que la anterior. Me estaba muriendo de gusto. Y me corrí con un sonoro gemido de placer.
Parece que mis gritos de placer le estimularon aún más, porque empezó a follarme con más fuerza, las embestidas eran brutales. Me azotaba el culo, me agarraba las tetas,…¡¡Joder, que follada me estaba dando!!
Cuando estaba a punto de correrse la sacó, me dio la vuelta y me obligó a arrodillarme para que se la comiera. Quería correrse en mi boca. Y yo estaba deseando sentir toda su leche. Pronto sentí su chorro. Llenó mi boca por completo, pero estaba delicioso. Estaba muy perra y lo quería todo para mí. Allí seguí, comiéndole la polla, saboreando hasta la última gota de semen.
Decidimos ir a mi habitación para seguir con la fiesta. Al final no cenamos. Eso sí, follamos cómo dos salvajes hasta las tantas de la madrugada. Nunca nadie me había hecho sentir tan puta y tan cachonda a la vez. Parece que el chico con su carita de ángel era más demonio de lo que parecía.
Mi recompensa es un apartamento que tienen mis padres al lado de la playa. En verano ellos viven allí, pero ahora, en Marzo, siempre estaba vacío.. Así que decidí pasar allí una o dos semanas sola, con mis libros para leer, con mi playa, mi televisión y sin nada que estudiar.
Los dos primeros días fueron tranquilos. En la playa no había casi nadie. Bueno, sí, había un chico muy mono. Tenía el pelo rubio y una carita de ángel, pero no me hacía mucho caso porque siempre estaba con sus apuntes. Parece que él no había tenido la suerte que yo y sí tenía que estudiar.
Al tercer día por fin salió un poquillo de sol. No es que calentase mucho, pero se estaba muy a gusto. A mí me encanta ponerme morenita. Así que me puse el bikini que me había traído. Pronto vi que sí me cogería el sol, así que cómo no me gusta que me quede marca, me quité la parte de arriba del bikini.
Parece que la visión de mis tetas le desconcentraba. Porque yo sentía que ya no estaba constantemente en sus apuntes. Estaba más activo de lo normal, meneaba la cabeza, movía las piernas sin parar,…estaba cómo nervioso. ¡Y eso a mi gustaba! Me excitaba sentirme observada. Y sabía que el estaba deseando comerme las tetas.
Cómo hacía buen tiempo decidí darme un baño. La verdad es que quería que me viera de cuerpo entero. Sabía que se iba a excitar muchísimo al verme salir del agua con mi bikini mojadito, marcando mi coñito y verme los pezones duros por el frío. Y eso hice.
Salí del agua al poco, yo sentía que me había estado siguiendo con la mirada todo mi baño, pero yo hacía cómo que no me daba cuenta. Al llegar a la toalla decidí que lo mejor era irme a casa y dar por finalizada la mañana de playa. Pero no quería despedirme sin darle alguna pista al chico. Así que cuando cogí mi toalla y mi mochila, le lancé una mirada de deseo que estoy seguro que le hizo dar un respingo en la polla.
Mi táctica no tardó en dar resultado pues por la tarde, cuando volví a bajar, allí estaba él, pero esta vez sin papeles. Parece que había decidido que ya estaba bien de estudiar. O quizás quería estudiar otra cosa. Yo estaba cachonda desde esta mañana. Ver cómo me deseaba con la mirada me había puesta cachonda y quería follármelo. Así que puse mi toalla cerca de él, para que se lanzara.
No tardó, no. Pronto estábamos hablando. Se llamaba Alex y tenía que estudiar porque un examen le había salido mal y tenía la recuperación en dos semanas. Charlamos toda la tarde, estaba muy a gusto con él así que le invité a cenar a mi apartamento.
Llegó antes que yo hubiera acabado de preparar la cena. Le abrí, le dije que me acompañara a la cocina para ayudarme y así lo hizo. La cocina no es muy grande, no caben dos personas juntas sin tocarse así que allí estábamos los dos pegaditos. Pero lo bueno vino cuando tuvo que pasar por detrás de mí para coger la sal. Sentí cómo su polla rozó mi culo. Yo le miré y el me devolvió una sonrisa traviesa. Allí empezó la verdadera noche.
A partir de ese momento parece que él siempre tenía que coger algo de mi lado y siempre me rozaba el culo con su polla. Ésta cada vez estaba más dura y eso me estaba poniendo malísima. Sentir ese paquete duro en mi culo era una delicia. En uno de esos viajes permaneció allí, con su polla en mi culo un rato, yo estaba muy caliente. Sentía que mi coño estaba chorreando, estaba deseando que me hiciera algo. Y eso hizo: empezó a hablarme al oído.
“Te gusta lo que sientes…te gustaría sentirle dentro de ti…”Y empezó a comerme el cuello y a mordérmelo. Y pronto sentí cómo su mano se deslizaba por debajo de mi falda y me acariciaba mi coño por encima de mi tanga. Me encantaba cómo me estaba tocando así que me abrí un poco más de piernas para dejar mi coñito bien accesible. Pero de pronto sentí algo muy gordo. Eso no era su dedo.
Sin darme yo cuenta se había bajado el pantalón y se había sacado la polla. Era eso lo que sentía jugando con mi coño. La sentía golpearlo, y eso hacía que mi vulva bombease de placer. Así que puse mi culo en pompa. Quería sentirla mejor. Él parece que tampoco podía más, porque me bajó el tanga y empezó a comerme el coño. Dios, que lengua tenía. Que bien me lo estaba haciendo. Yo estaba cachondísima y chorreaba mucho. El lo notó, porque pronto dejó de comérmelo y me metió la polla. Estaba tan cachonda que la polla entró muy fácilmente hasta el fondo. ¡¡Dios que grande era!! Sentía cómo me llenaba el coño entero. Cada embestida era más placentera que la anterior. Me estaba muriendo de gusto. Y me corrí con un sonoro gemido de placer.
Parece que mis gritos de placer le estimularon aún más, porque empezó a follarme con más fuerza, las embestidas eran brutales. Me azotaba el culo, me agarraba las tetas,…¡¡Joder, que follada me estaba dando!!
Cuando estaba a punto de correrse la sacó, me dio la vuelta y me obligó a arrodillarme para que se la comiera. Quería correrse en mi boca. Y yo estaba deseando sentir toda su leche. Pronto sentí su chorro. Llenó mi boca por completo, pero estaba delicioso. Estaba muy perra y lo quería todo para mí. Allí seguí, comiéndole la polla, saboreando hasta la última gota de semen.
Decidimos ir a mi habitación para seguir con la fiesta. Al final no cenamos. Eso sí, follamos cómo dos salvajes hasta las tantas de la madrugada. Nunca nadie me había hecho sentir tan puta y tan cachonda a la vez. Parece que el chico con su carita de ángel era más demonio de lo que parecía.
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