La confirmada llegada del "astro" juvenil Justin Bieber a nuestro país ha desatado una serie de reacciones por parte de admiradores y detractores, en lo personal no soy una persona que le guste escribir nada negativo que no sea sobre el reggaetón o sobre Maná, por ende la venida de Bieber a Ecuador me tiene sin cuidado.
He leído a muchas personas pronunciarse en contra de la llegada del cantante aduciendo que su música es "porquería", a otros he leído lamentando la no venida de otras bandas de gran proyección internacional, pero, no entiendo bien el por qué de esa tendencia odiosa a la comparación de cosas simplemente sin comparación.
Justin Bieber es en la actualidad una estrella pop que ha venido influenciando (para bien o mal) a una generación de jóvenes que se hicieron llamar "Beliebers", desde la aparición de esta palabrita no me había dado cuenta que el común denominador es la falta de ortografía (como la palabrita misma) y sintaxis en la comunicación escrita de estos muchachos. A seguir, un ejemplo:
Soy de aquellos que cree que cada persona tiene derecho a defender sus gustos y a disfrutar de su música predilecta, lamentar la no venida de bandas de gran proyección internacional no hace que este país no sea atractivo para ellos sino más bien que estos espectáculos tan masivos son mucho mejor negocio que otros, el mercado es más grande y el margen de ganancia es mayor, la música vista desde el punto de vista mercantilista es un gran negocio al que nuestros artistas aún no pueden acceder.
Es increíble el "bulling" del que ha sido víctima Bieber y sus fans desde sus inicios pero el muchacho ha ido creciendo y su fama extendiéndose, sus seguidores incrementándose y su popularidad se arraiga en sus seguidores y en sus detractores.
El espectáculo de Bieber no será uno de los mas baratos que ha tenido nuestro país, de seguro la clase de muchachos que asistan al concierto no serán precisamente de los estratos más bajos de la sociedad, esperemos y este fenómeno social no cree escándalos como el de aquella jovencita que vendió su virginidad por internet para poder asistir a un concierto de Justin Bieber.
Yo en lo particular ruego que el mercado ecuatoriano para artistas internacionales crezca de buena manera, que en nuestro país se construyan sitios donde la acústica y logística de conciertos a gran escala pueda ser posible, donde los impuestos no extorsionen y expriman a los inversionistas nacionales que buscan de algún modo hacer crecer su negocio.
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